jueves, 30 de diciembre de 2010

Madrid lluvioso

Un nuevo relato disponible para leer online. Madrid lluvioso.

"Levanta más el pie izquierdo que el derecho por una lesión de hace siglos. Tiene mucho cuidado de no pisar las líneas del suelo y evita las zonas pintadas para no resbalar."

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

Aquí os traigo un cuento a propósito de estas fechas tan señaladas. Sueño de una noche de invierno

martes, 21 de diciembre de 2010

Ontología

No SOY si no ESTÁS.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Amelia

Nuevo Relato para descargar en mi blog NachoBibián, en la página TEXTOS PARA DESCARGAR.


"Amelia, espera sentada. Miras en tu salón el televisor esperando al hombre que te saque de casa, que te lleve a bailar, que te invite a una cena y que te bese en la puerta. Y hasta mañana, eso sí, que eres una señora. [···]"

jueves, 16 de diciembre de 2010

Pies de bailarina

Aquel cuadro estaba tan naturalmente impreso en mi pasado desde niño que nunca llegué a plantearme si me gustaba o no. Estaba tan vislumbrado por el rabillo del ojo que jamás lo juzgué. Lo quería porque lo conocía. Nada más.

Cuando se lo enseñé a ella por primera vez, escaleras abajo hacia el sótano de casa, forzó una sonrisa y dijo "No está mal". No me engañó, por supuesto, y su rechazo hizo que me planteara hasta qué punto conocía ese cuadro. Recuerdo que conseguía evocar unos pies de bailarina bastante tenues sobre un perfilado teclado de piano. Quiero decir que me quedaba en el contenido, porque no era capaz de precisar el color, la forma, el tipo de trazo y ni siquiera la clase de pintura con la que habría sido pintado. Es cierto que la metáfora me parecía interesante: el delicado ballet acariciando la recta dentadura color marfil de la música; pero yo, que desde bien temprano en mi desarrollo empecé a situar la forma sobre el fondo, no había absorbido ni un solo matiz de la forma de aquella imagen que creía tan familiar.

Decirle abiertamente que me había hecho casi aborrecer un objeto otrora tan querido me parecía una capitulación demasiado vulgar, así que cada vez que salía a colación, defendía el cuadro de los pies de bailarina a capa y espada. En una ocasión llegué a morderla en el hombro, incluso. Y lo peor era que lo único que ella había hecho era abrirme los ojos a una realidad que ya estaba allí. Que mi casi aborrecimiento llegaba muchos años tarde. Y no soporto la impuntualidad.

Sin embargo ahora, aunque sigo casi aborreciendo el metafóricamente interesante cuadro de los pies de bailarina sobre el melodioso blanco y negro, ahora tengo ganas de verlo. Y es que hoy, sin ruido, sus pies de bailarina se han posado sobre los míos y, silenciada por los calcetines, la música ha empezado a sonar en nuestras cabezas calladas, mientras torpemente danzábamos por la habitación muda en un estrecho abrazo. En esta ocasión he llegado a morderla en el hombro, incluso. De repente la metáfora me ha valido la pena pese a la impericia del pintor. Creo que ya sé por qué me fue siempre tan familiar. Al fin he descubierto a quién pertenecen los pies de bailarina y ya nunca podré olvidarlo.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Música en día de diario

En el metro aquel buen hombre empezó a tocar su acordeón con la mirada entornada y con un aire extasiado impreso en el rostro. Con una sonrisa tan sincera, tan plena, que a los viajeros se les antojaba demasiado solícita, como agresiva. Más bien exhibicionista y hasta soez. Mientras, los ojos, que participaban concienzudamente en la sonrisa, vigilaban cada uno de las fachadas de lado a lado del vagón en busca de gestos de aprobación. Quizá fuera eso lo que violentaba a los viajeros. O quizá que el método para conseguir esos gestos era tan inquisitivo que el buen hombre se volcaba encima de los que leían y se arrimaba a las parejas que se apoyaban el uno en el otro y el otro en el uno. En una ocasión incluso introdujo la cara entre dos viajeros que conversaban de pie. Yo me quede mirándole impasible y orgulloso, como retándole a sostenerme la mirada o instándole a seguir con su buen talante frente a mí. En un momento me estaba observando. Disimulaba, pero yo lo noté. Era un buen actor y su camino apenas pareció perturbarse. Algunos hubieran podido decir que no existía nada premeditado en el trayecto por el que sus pies le dirigían e incluso muchos otros asegurarían que su vaivén, su insolente manera de otear el horizonta del vagón y su dubitativo itinerario eran más producido por un consumo bastante indiscriminado de alcohol que de su propia personalidad. Pero el no dejó de mirarme hasta que de un buen puñetazo en la cara, hice que sus morros encontraran el sonoro y ahora ensangrentado suelo.

lunes, 6 de diciembre de 2010

La existencia es el resultado de restarle a la vida tu presencia

Cambios en Punto Crítico

Mi blog periodístico ha cambiado la url. Ahora es puntocriticobibian.blogspot.com

viernes, 26 de noviembre de 2010

El aparcamiento de Sísifo

Nuevo blog

[Me reservo el derecho a utilizar el título del post para un relato en el futuro]

jueves, 18 de noviembre de 2010

jueves, 16 de septiembre de 2010

Dos de la Inspiración con nombre y apellido

Desde tus ojos cada poema, cada canción, cada cuadro. Desde tus ojos cada palabra de amor que ha parido el mundo puede llenar mi boca y hacerla rebosar y salpicarte.


Detrás de mi frente, bajando por el cuello hacia los hombros, llega a cruzar el brazo. Y la mano y los dedos y, ayudada por un bolígrafo, tu imagen no tiene problema en reproducirse letra por letra. Tú la musa y yo el instrumento. Tú el mensaje, yo el medio.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sedan

Boca arriba y con la puerta abierta, las estrellas parecían acercarse para besarle. Y la que más, ella, la mayor y más bella del firmamento. Aun jadeando, los frutos de sus esfuerzos se fundían en un intenso néctar que había de alimentar a los faunos y las hadas. Y a las Musas, también. Las lenguas caminaban solas cogiéndose de la mano a cada instante, tropezando cuando creían necesario y parando si faltaba aliento. Para juntarse más tendrían que atravesarse (como ya habían hecho en otra ocasión). Entonces se olvidaron de las luces y de la Luna y sus mareas y empañaron espejos para mirarse frente a frente y dejarse de imágenes pálidas y sin brillo. Toda la sal y el azúcar se juntaba en sus valles formando enormes piedras. Por si no lo sabéis, los pingüinos las regalan a sus parejas, con las que compartirán el resto de su vida. Seguidamente empezaron a tallarlas con las más atrevidas formas y los más insólitos colores. Y él se las regaló todas.

viernes, 20 de agosto de 2010

Quiero desnudarte, por dentro y por fuera. Y quiero besarte, por dentro y por fuera. Y tanto tu interior como tu exterior ME LLENAN.

lunes, 24 de mayo de 2010

Ménage-à-trois-mai

¿Me concedes este baile?, dice él. Ella sonríe, pero no me pises, y acaban balanceando sus cuerpos torpemente (más él que ella) y en completo silencio, como en una mala peli de Hollywood, comenta él. Ella frunce el ceño y le reprocha que sea un idiota que siempre estropea los momentos, pero le besa y él brilla más que la Luna, porque de ellos se ve separada por un velo que deja intuir la silueta de su luz pero no permite distinguir sus facciones de pálida y pensativa Reina, como en un juego de sombras chinescas detrás de un biombo y Ella, pálida y pensativa, alcanza a ver las siluetas oscuras de ellos en un lento y acelerado abrazo que no llega adonde quiere llegar pero que ya llegará, como otras veces y como ninguna. Y él volverá a nacer, como siempre y como nunca, saliendo del cuerpo de ella hacia el frío exterior, que no lo es tanto entre sus brazos.

martes, 4 de mayo de 2010

Cierra la puerta al salir

Si al final decides salir, por mí puedes encajar la puerta desde fuera. Y guárdate la llave que yo no la querré más. Mejor quedarse dentro que acabar salido.

viernes, 30 de abril de 2010

Haiku III: Crecer

Besar y crecer:

me he criado describiendo

labios poetas

jueves, 29 de abril de 2010

Se busca mano invisible (para hacer lo nunca visto)

Entre todos los Partidos es imposible encontrar alguno ENTERO.

miércoles, 28 de abril de 2010

Nostalgia

Te quiero porque eres la única cura que conozco para el dolor que me causa tu recuerdo.

miércoles, 21 de abril de 2010

Con nombre y apellidos

De entrada, no diré mi nombre. No quiero que el peculiar carácter del nombre que mis padres en mal día decidieron otorgarme les dé pie para un prejuicio que pueda ir en mi contra. Huelga decir que me habría gustado figurar en el registro con unos apellidos más vulgares, menos elocuentes, pero de nada vale desear una ascendencia diferente a la que en realidad se tiene. No tiene sentido, pues sin unos padres como los míos mis razonamientos serían también distintos y puede que estos dilemas no cupieran en mi mente.

En el momento de los hechos, mi nombre de pila y mi primer apellido rebotaban continuamente entre mis oídos, saliendo de su garganta flamígera. Creo que eso supuso el principal detonante. En primer lugar, como casi siempre, mi nombre de pila, absolutamente concluyente, tan definitivo que jamás tuve oportunidad de desafiarlo; el primero que me ató. Enseguida, el apellido de mi padre, el que también blandió mi abuelo en la Guerra de Vayan-ustedes-a-saber, la primera de todas las losas que pesaban sobre cada uno de los frutos de nuestro árbol genealógico y que ni mis hermanos, ni mis primos por línea paterna, ni yo mismo, hemos conseguido llenar en grado alguno. La segunda de las losas es el pérfido apellido de mi madre, pero ésa es otra historia.

Como decía, mi abuelo presumió a diestro y siniestro del apellido de su abuelo, que no era meritorio de por sí sino por los éxitos y virtudes del abuelo de aquél, es decir, mi retatarabuelo, o poco menos. Con tanta solera no es de extrañar que el paladar detecte tintes caducos y de antaño al articular la lengua mi primer apellido. Me impidió por completo durante toda mi existencia el adoptar el espíritu de un hombre moderno, como el que debiera ser en los tiempos que corren.

Ello se sumó a mi nombre. ¿Qué tenebroso embrujo llevó a mi madre a elegir para mí tal palabra y a mi padre a consentirlo? Muchas noches he gastado pensando cómo pudo acabar en una pobre criatura -como era yo al nacer, no ahora-, el nombre de un personaje histórico de unos valores tan marcados y con un pasado tan escasamente aclaratorio.

En numerosísimas ocasiones traté de ganarme un apelativo que pudiera definirme de otro modo. Amigos, parejas románticas, incluso adversarios y enemigos. De todos ellos trate de captar alguna forma de llamarme que cumpliera un solo requisito: no ser mi nombre. Pero todo fue en vano. Y entonces sus fauces clamando una y otra vez. ¿Qué podía hacer yo? No quería que siguiera pronunciando esas pocas sílabas que habían bastado para condenarme. Traté por todos los medios de hacer variar los sonidos que salían de su boca hasta que logré dar con el definitivo.

En realidad, si he de ser sincero, sí, lo afirmo: de haberme llamado de otro modo, jamás hubiera estrangulado su figura.

martes, 6 de abril de 2010

2014

Has salido el Sol.
Y eres un Sol al que no puedo hacer otra cosa que mirar fijamente. No te escondes por las noches, incluso se diría que te vuelves más luminoso aun, y la primavera es plena. Brillantes hojas van cubriendo cada uno de los bloques de escombros que se sucedieron tras la Catástrofe y las raíces crecen con tanta fuerza que pueden enderezar los edificios caídos. Un enorme obelisco se yergue ante mis ojos. Está coronado de flores dulces a la vista, ya que un colorido manto de sabrosos pétalos se ha postrado a los pies del Astro.

La luz del Sol te mantendrás, espero, durante meses, años y siglos besando la tierra húmeda, tornándola fértil.

lunes, 29 de marzo de 2010

Yo también

Cuando les veo escuchar, abrazarse, abrazarnos, ilusionarse, amar, divertirse... Cuando les veo vivir me da por pensar que quizá seamos nosotros los discapacitados.

martes, 23 de marzo de 2010

Otro crimen ejemplar

LA MATÉ porque si la hubiera matado otro me mataría.

A la manera de los Crímenes ejemplares de Max Aub.

sábado, 20 de marzo de 2010

Definitivamente perfecto

Traviesa, tuerce su labio inferior en una sonrisa, mientras me condenso y lluevo y lloro sobre su espalda desnuda. Densas nubes de un aroma dulzón se van formando en la habitación cerrada a cal y canto de la que nunca saldremos; y tal, y canto mil canciones en su oído porque es mía y yo soy definitivamente suyo: rodeado, como estoy, por su olor y apresado, como estoy, por su pelo castaño claro y deslumbrado, como estoy, por sus destellos dorados.

jueves, 18 de marzo de 2010

La Plaza del 18 de Marzo

No eres mi mitad. Eres mi todo. Porque si te vas no queda ni una parte de mí, ni una pobre porción, ni un triste trozo: ni rastro. Desaparezco aquí.

La única posible mitad de cada uno es la Muerte. Muerte es aquella paciente amante que espera a cada uno y llega invariablemente. Que si me lleva, dejo aquí la mitad, pero si te lleva a ti, de mí no queda más que vacío y nada.

Feliz cumpleaños, Luisa.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Inspiración

Tengo fe en tus ojos. Es la única religión que contemplo. La dictada por tu lengua y leída en tus labios, mi única ley. La única autoridad que se me impone es la del peso de tu cuerpo y los únicos lazos, cadenas, capaces de atarme y sostenerme son los compuestos con tu pelo, pero solo en tu regazo soy libre. Con tu saliva has llenado una infinidad de verbos que para mí eran vacíos y que no voy a enumerar ahora, porque ya los conoces, porque tú los has creado. Mi piel rechina y chispea al entrar en contacto con el aire que fluye entre tus dedos: la única influencia literaria que necesito.

domingo, 7 de marzo de 2010

Ying Yang

Cuando estoy con ella me vuelvo torpe, como si llevara guantes de boxeo. Afortunadamente ella es fuerte como un saco y encaja los golpes como las caricias que pretenden ser.

Cuando hablo con ella me vuelvo poco hábil, como con manoplas de cocina. Menos mal que ella es dulce como un postre y entiende mi escaso tacto.

Cuando la miro me vuelvo obtuso, como leyendo un libro alemán. Por suerte ella es paciente como una maestra de párvulos y traduce mis balbuceos.

Cuando la toco me pongo acelerado, como un solo de guitarra. En compensación ella es suave como una nana y su música amansa mi fiera.

Me he dado cuenta de que encajo perfectamente entre tus brazos.

sábado, 27 de febrero de 2010

De estar jodido y no saber muy bien por qué

>>No es un gran algo, sino muchos pequeños algos.

PD: Primer curso del manual para publicar unas veinte líneas de mierda, borrarlas, perderlas por equivocarme al cerrar una pestaña del navegador y resumirlas en una frase que ni es nueva ni es del todo mía.

jueves, 25 de febrero de 2010

S-Bahn: Potsdam - Friedrichstrasse

Estamos en nuestra propia pequeña nación, rodeados de lenguas gordas y extrañas, que no comprendemos y que no nos atrevemos a tratar de comprender. Porque en nuestra propia pequeña nación apenas tenemos territorio, aunque sí muchos himnos, y está hecha de imágenes, que duran más o menos, algunas fijas y muchas más en movimiento. Hubo un tiempo en que todos tuvimos naciones distintas aunque próximas entre ellas, y que quizá no nos pertenecían del todo, pero aquéllas se extinguieron en la distancia. Ahora, en nuestra propia pequeña nación, las noches duran la mitad, pero hay el doble. Y mientras las lenguas gordas y extrañas e incomprensibles tratan de quemar su tarde, en nuestra propia pequeña nación es ya noche cerrada, y casi todos duermen.

jueves, 18 de febrero de 2010

Haiku II: Reflejo

Me gusta verte

porque yo, en tus ojos

soy otra persona

lunes, 8 de febrero de 2010

La más bella

De mis labios, muy pocas palabras: “tengo que irme” o “me marcho” o “te quiero, pero…”. De los suyos, de un rosa tenue, solo el gesto fruncido de una obra maestra. Uno de esos por los que más de uno se arrancaría el brazo izquierdo y lo ofrecería a las Musas para poder retratarlo con el brazo derecho. Un ligero y sutil rastro de maquillaje peligra cerca del brillo de sus ojos (corriendo el riesgo de dejar un borrón en el pálido lienzo), que se dirigen muy lejos de mí y de aquí, a otro tiempo y otro lugar. Está empezando a borrarme de su piel, quizá. Aguzando el oído solamente escucho los segunderos de todos los relojes, que unen sus fuerzas para empujar el tiempo y hacer caducar el presente. Mi cuerpo se estremece en un aterrado escalofrío. Todos los motivos, ahora (un ahora moribundo), carecen de sentido, mientras la veo llegar; allí está: la lágrima más bella.

sábado, 6 de febrero de 2010

Mueven blancas

Juego con negras, así que solo queda esperar. Nos encontramos sentados frente a frente, que ya es algo, pero la partida no comenzará hasta que quien tengo delante ejecute su primer movimiento. No considero que tardar tanto sea culpa suya, porque esta primera decisión condicionará todo lo que vaya a venir después, y lo sabe. Solo queda esperar. Soy consciente de que no tengo ninguna posibilidad de actuar mientras tanto, pero aun así mis músculos se mantienen en tensión y mis ojos clavados en la mesa. Su mirada, vaga, se posa en cada casilla del damero. En un momento determinado, su mano se mueve a la misma velocidad (o ausencia de velocidad, mejor dicho) que la de un camaleón o un perezoso en dirección a un peón o un caballo. Tan despacio que parece que pretende esquivar mi atención y que no va a llegar nunca. Y así es, porque justo antes de rozar la pieza, sus dedos toman el camino opuesto a la misma ausencia de velocidad, dejando atrás mi corazón palpitante que había acelerado bruscamente su actividad cuando la sombra de sus afilados dedos casi desprovistos de uñas se cernía sobra la figura de madera y esmalte. Las pupilas barren de punta a punta la superficie de marfil y ébano, sopesando todas las posibilidades. Yo puedo divagar cuanto quiera, pero de nada me servirá mientras el primer peón no avance o un caballo salte. Así que solo me queda esperar. Debería estar habituado, por las precedentes partidas, a jugar con negras, pero mis músculos no quieren ceder un ápice y mis nervios obligan a mis ojos a mantenerse abiertos y a reducir al mínimo los parpadeos, viajando rápido y despacio del tablero a mi oponente y de mi oponente de vuelta al mundo de Alicia a través del espejo. A mi modo estoy casi relajado, pensando más o menos "hasta que no llegue mi turno, no tengo de qué preocuparme". Sin embargo una buena parte de mi cerebro discrepa. Es la misma parte que ordena a mis extremidades que se mantengan a la expectativa, como las de un león acechando a su presa o como las fauces abiertas de un cocodrilo, preparadas para cerrarse violentamente en cuanto tengan ocasión. Por eso a ratos pienso que en cuanto me toque, mi acción sera inmediata y fulminante. Justo después creo que es probable que me demore tanto o más que quien reposa en esa silla igual que la mía (el mismo contrachapado, los mismos elementos metálicos, el mismo barniz barato), a apenas un metro de distancia, con aire despistado, que parece que se ha pinchado con una rueca o ha comido una manzana en mal estado. Solo me queda esperar a que muevan blancas.

jueves, 4 de febrero de 2010

101

Yo dentro de un amasijo de hierros, luces, carne y aire viciado. Fuera, lágrimas lamiendo los cristales, dejando surcos de saliva y roña. Dentro, lluvia en los ojos, arrastrando arena y sangre, allá donde mire. Ahí unos ojos secos, completamente abiertos e invadidos por los capilares, con expresión psicotrópica y una mueca de clemencia solicitada con fervor casi religioso. Fuera, la oscuridad impone su gobierno, implanta su particular dictadura del terror. Dentro, ello me permite verla reflejada; verla allí fuera impasible, bajo el manto de llanto de la Tierra, soportando el régimen opresor de las tinieblas con estoica quietud y un traje de presidiaria a rayas verticales de roña y saliva. Al darme la vuelta quedo del todo sorprendido por la absoluta luminosidad de su rostro aquí, dentro. No la recordaba tan brillante.

martes, 2 de febrero de 2010

El topo moribundo

Sin gafas ni lentillas soy como un topo, buscando túneles entre sábanas. Buceando sin oxígeno, tarareando. "Soy minero y verás qué pena me da si se me muere el canario".

Con las manos sudadas resbalo y patino. Soy ridículo. Pero puedo tirarme por el tobogán y acabar en la piscina. Aunque no tenga agua. De cabeza.

Los egipcios escribían antes con jeroglíficos, pero el Ministerio de Defensa francés dice que se les han acabado las rosetas.

Un día, mañana por la mañana, te contaré la historia de una rata excavadora que hablaba (con) lenguas muertas y un día, mañana por la mañana, fue a morir enterrada bajo el viejo lecho seco de un mar muerto, seco y enterrado.


[Ésta es la centésima entrada del blog... Yuju, ¿no?][Feliz, feliz no-cumpleaños]

miércoles, 27 de enero de 2010

Tu olor

Nos arrancamos la ropa y la piel. Imposible estar más desnudos. La saliva fluye por la gravedad y en hondos lagos va a mezclarse con el sudor, en un cóctel improbable. Tu olor ahora es perfecto. Muerdes mi oído y mucho más adentro. Mucho más adentro. Quiero ser todas las mantas que te cubren y la sombra que te cubre y la noche que nos cubre y que no tiene por qué acabar nunca, aunque el Sol hace rato que asoma. El aire hierve. Burbujeante lava donde antes nuestra piel. Estoy a punto de silbar. Como una locomotora o como una cafetera. Muerdes. Hiervo. Paramos.


Tu cabeza se toma un respiro encima de mi hombro, preparándose para el siempre penúltimo asalto. El espacio entre nosotros se reduce al mínimo, ni siquiera cabe el vacío. Ya ni la piel nos separa. También muerdes, pero más suavemente, los labios. Pasaré horas anudando mis dedos con los tuyos, enrollándolos, y ni Alejandro Magno podrá separarlos. Y con tu pelo. Tu olor ahora es perfecto. No sé qué brazo es mío y cuál pierna tuya, pero no importa: los compartimos. Un brazo te CUBRE y acerca. Debe ser mío.


Una campana muy cerca señala el fin del descanso y se reanuda el combate. Volvemos a saltar sobre este ring tuyo. Seguramente acabe perdiendo. KO técnico. Me quedarán secuelas. No importa: Tu olor siempre es perfecto.

jueves, 7 de enero de 2010

A la atención de científicos y catedráticos

Me encanta escucharla al decir mi nombre. Es como un beso de puntillas detrás de mi oreja. Se convierte en la definición exacta del momento en el que sus dedos encontraron mi frente y retiraron un mechón de pelo ardiendo para tornarlo gélida plata. Por fin el primer llanto de un recién nacido y el último brillo del Sol antes de ponerse pueden ser invocados al mismo tiempo. Nunca mis padres soñaron que mi mero nombre fuera tan valioso, por un instante, como todos los segundos juntos que componen mi historia.

Con solo pronunciar sus labios un par de sílabas, las palabras más poderosas tiemblan, viendo ante sus ojos el final de su gobierno. Los de las grandes religiones tiemblan también, y de rabia, porque no han conseguido ni en cientos de años que un solo término describa tan bien el universo, o lo que de verdad importa de él. Y me han dicho que un puñado de científicos, junto a escasos catedráticos de la lengua, están estudiando la de ella para aprender cómo usarla.

No saben que si me preguntaran a mí, acertaría a darles más de una idea.