jueves, 30 de diciembre de 2010
Madrid lluvioso
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Feliz Navidad
martes, 21 de diciembre de 2010
lunes, 20 de diciembre de 2010
Amelia
Nuevo Relato para descargar en mi blog NachoBibián, en la página TEXTOS PARA DESCARGAR.
"Amelia, espera sentada. Miras en tu salón el televisor esperando al hombre que te saque de casa, que te lleve a bailar, que te invite a una cena y que te bese en la puerta. Y hasta mañana, eso sí, que eres una señora. [···]"
jueves, 16 de diciembre de 2010
Pies de bailarina
lunes, 13 de diciembre de 2010
Música en día de diario
En el metro aquel buen hombre empezó a tocar su acordeón con la mirada entornada y con un aire extasiado impreso en el rostro. Con una sonrisa tan sincera, tan plena, que a los viajeros se les antojaba demasiado solícita, como agresiva. Más bien exhibicionista y hasta soez. Mientras, los ojos, que participaban concienzudamente en la sonrisa, vigilaban cada uno de las fachadas de lado a lado del vagón en busca de gestos de aprobación. Quizá fuera eso lo que violentaba a los viajeros. O quizá que el método para conseguir esos gestos era tan inquisitivo que el buen hombre se volcaba encima de los que leían y se arrimaba a las parejas que se apoyaban el uno en el otro y el otro en el uno. En una ocasión incluso introdujo la cara entre dos viajeros que conversaban de pie. Yo me quede mirándole impasible y orgulloso, como retándole a sostenerme la mirada o instándole a seguir con su buen talante frente a mí. En un momento me estaba observando. Disimulaba, pero yo lo noté. Era un buen actor y su camino apenas pareció perturbarse. Algunos hubieran podido decir que no existía nada premeditado en el trayecto por el que sus pies le dirigían e incluso muchos otros asegurarían que su vaivén, su insolente manera de otear el horizonta del vagón y su dubitativo itinerario eran más producido por un consumo bastante indiscriminado de alcohol que de su propia personalidad. Pero el no dejó de mirarme hasta que de un buen puñetazo en la cara, hice que sus morros encontraran el sonoro y ahora ensangrentado suelo.