sábado, 12 de noviembre de 2011

Fabes y pan tumaca

¿Qué hay más madrileño que un cucurucho de castañas, unos buñuelos, buena música y buen ambiente en la ribera del Manzanares durante las fiestas de La Almudena?

Éste es el eslogan que figura en la página oficial del Festival Castañas y Buñuelos. Y como cabezas de cartel: un grupo asturiano y otro catalán. Quizá más que una contradicción sea un gran acierto, porque ¿qué hay mejor en las ciudades tan grandes como Madrid que el cosmopolitismo?

De primer plato, Manel nos ofreció su buen hacer de sabor mediterráneo con una intensidad muy de agradecer. Con mucho tiento aderezaron las canciones más suaves de su repertorio con fuertes bases de percusión y profundos coros, para adecuarlas a las exigencias de la música en directo, y bordaron los ritmos de sus grandes éxitos, que el auditorio cantó a voz en cuello. Porque sí, en pleno festival a orillas del Manzanares el público disfrutó amb la llengua catalana como si el río se llamara Llobregat y se conmemorara la festividad de La Virgen de la Merced. Los barceloneses, conscientes de que las letras de su segundo disco, 10 milles per veure una bona armadura, no han calado aún como las de Els millors professors europeus, supieron alternarlas. Con el carismático Guillem a la cabeza, Martí, Arnau y Roger, dejaron grandísimos momentos, como cuando, exhibiendo su rápida verborrea, el cantante presentó a la banda de instrumentos de viento-metal que les acompañaría en varías canciones asegurando que se les había unido en la parada que el AVE realiza en Zaragoza. Aunque puede que su jugada maestra fuera durante la pausada Deixa-la, Toni, deixa-la, en la que hicieron partícipes al público diciendo que había de ser un ejército de marineros que, tras dos años en alta mar, entona una melodía para animar al “amigo Toni”. Una vez cesaron las sonoras carcajadas que esto provocó, clausuraron la canción con un lucimiento instrumental cercano al jazz.

Conocí a Manel en el Día de la Música 2010, cuando, de la mano de Nacho Vegas, versionaron My Kiss de los geniales Wave Pictures. Aquel día me llevé la gratísima sorpresa de su directo, ya valiente y atractivo, pero en esta cuarta vez que les veo (siempre dentro de un festival) no he dejado de notar su creciente confianza y lucidez sobre el escenario que enriquece sus ya de por sí brillantes elepés. En cambio, en cuanto a mi admirado Nacho Vegas sigue mediando un abismo entre sus participaciones en festivales, donde no pasa de ser un genio (en estas condiciones le he visto cuatro veces), y sus conciertos, en los que se muestra absolutamente magistral y que he disfrutado en tres ocasiones. Y creo que en este punto llega el momento de juzgar el Castañas y Buñuelos en sí.

Sin atreverme a determinar la causa, el patio de La Riviera bullía de gente que parecía estar allí por compromiso. Eso explicaría el tremendo murmullo que llenó los silencios de las estremecedoras Hablando de Marlén, Canción de palacio #7 (en la que sustituyó a Louis Vuitton por Steve Jobs) y Ocho y medio, canción esta última que defendió el gijonés sin su banda, que hizo mutis por el fondo. A eso se sumó la indolencia que caracteriza a Nacho en estas situaciones, en las que se ahorra grandes demostraciones de desparpajo y habilidad musical, y un mal sonido por parte de los técnicos (el micrófono amenazó con acoplarse sin remedio varias veces), para dejar en algo discreta y descafeinada la actuación.

Huelga decir que tanto Vegas como su banda, con Xel Pereda como peso pesado, aprovecharon alguna ocasión para demostrar su valía. La más destacable fue en la presentación de rigor de una canción de su próximo EP, que lleva por título Cómo hacer crac. De su nuevo proyecto, en el que deja ver su postura hacia la crisis, anunció que verá la luz este 21 de Noviembre, “para celebrar que habremos vuelto a perder”.

En el festival también participaron los grupos You don't know me de Carabanchel, La Estrella de David y, dentro del programa de música electrónica, el nuevo proyecto como Djs de algunos de los integrantes de Los (míticos) Planetas, los Zombie Kids y la gallega Marta Fierro, a.k.a. EME DJ.

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