domingo, 2 de marzo de 2008

Las puertas del cielo [1er Fragmento]

Corría como un guepardo. Ya había perdido de vista a mis competidores. No quedaba ni uno delante de mí. Apenas llegaba a la cinta que significaba el punto final de la carrera, uno de los comisarios de pista cogió su silbato y lo pitó. Pero curiosamente no fue un silbido lo que salió de dentro. Fue como un ruido de campanas. Un timbre. Un timbre de teléfono. Desperté sobresaltado y corrí al salón casi por inercia. Era Marcos.

Mientras me disponía a ducharme bañado en una mezcla de sudores fríos y cálidos, escuchaba cómo las palabras de Marcos rebotaban, chocaban, saltaban y corrían precipitadamente. Todo esto dentro de mi cabeza. Quizá trataran de encontrar un sitio donde asentarse y tomar un lugar ordenado para reposar. O quizá estuvieran siendo empujadas, expulsadas. A lo mejor algo quería que salieran, que no hubieran entrado nunca en la húmeda caverna.

Las gotas de agua que chocaban contra mis hombros se empeñaban en canturrear y repetir la frase con la que cruelmente me saludó Marcos. Parecía que le hubiera explotado dentro de la boca. Que los pensamientos se hubieran peleado atropelladamente y que el más rápido o el más violento hubiera sido ese (como pasa con los espermatozoides, se me ocurrió pensar). No me cabe duda de que era el más violento que le cabía en su canosa cabeza. Creo que había pensado cuidadosamente bien cómo decirlo. Pero cuando le llegó el momento de actuar de emisario los hizo automáticamente. Como deseando que le cortara la lengua cuanto antes.

El cristalino líquido era increíblemente mordaz. “Clara ha muerto”. “Clara ha muerto”. “Clara…”. Cada gota se regocijaba en mi desconcierto. Mientras me arreglaba en mi cuarto, el locutor, con voz cansina, no paraba de hablar de Clara y de la muerte. Parecía que los hados se hubieran confabulado para atormentarme con aquel terrible día. Al salir por la puerta y sacar las llaves el Sol me quemaba en la nuca. La mañana estaba anormalmente Clara.

Continuará...

Inspirado en el cuento de Julio Cortázar del mismo nombre. (¡Che, viejo, qué bueno que escribiste!)

7 comentarios:

Elenthir dijo...

¡Bien! El vago este por fin vuelve a escribir algo más largo que la etiqueta de un brick de leche. A ver como termina...

A cundir por ahi!!

PD: Gran canción de Saratoga

Anita dijo...

Me gusta la comparación de los espermatozoides. Y me encanta la ilustración de la escena en la ducha.

A ver como continúa.

Un besazo!!

Anónimo dijo...

pfff ya empezamos con los escritos nacho...con lo bien q ibas con los cuadros. jajaja ahora nome apetece leerlo, q acabo d leer una nota q ma dejao el seta y seria demasiado leer jajaja pero en cuanto lo lea t comento q me parece.

Q vuelvan los cuadros!! y si pueden ser del bosco o de goya mejor!! pero goya sin rima jaja.

byeee

Loren dijo...

Deseando leer la continuación.
¡Qué bueno es Cortázar!
¡Qué bueno son tus textos también!

Un abrazo!

Leteo dijo...

Hala, Loren, que me sonrojo!!XD

Elenthir dijo...

Te aseguro que si lo que pretendias era crear expectación ya la has creado. A la espera del final del cuento.

SER dijo...

Al fin me animé a leerte, soy un perro, lo reconozco, pero también reconozco el textazo que has escrito, a ver si saco tiempo y sigo leyéndome todos los que tienes, incluida la continuación de este....

Un abrazo!