martes, 20 de noviembre de 2007

Pasan las horas.



De madrugada.
La luz de la luna truena
y martillea mis tímpanos.
El silbido del viento me
deja ciego con un destello
y la tierra mojada golpea
mi cabeza con su aroma.
Tu recuerdo me mece
en suaves ondas.
En lo más profundo de la noche
mi alma lucha por correr contigo,
desesperada.
El tenue resplandor de tu espíritu
me ensordece.
El dulce de tus labios me aturde,
nubla mis sentidos,
me entorpece.
En la oscuridad más absoluta.


De mañana.
La luz del Sol aumenta
y con ella mis ganas de ti.
Pero esa misma luz me muestra la realidad:
tú no estás aquí,
y yo estoy solo.
En la plenitud del alba
deseo que la noche vuelva
y que el sueño me envuelva
y así poder verte y abrazarte
y al oído susurrarte
que no te vayas nunca más.
En el sombrío amanecer.


De tarde.
Tu recuerdo resplandece,
mi amor por ti prevalece.
En los preámbulos de la noche.
Mi deseo es puro y limpio
y solo quiero verte y besarte
y contra mi pecho apretarte
y no dejarte escapar.
En el luminoso ocaso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues esperemos que encuentres a quien buscas. Me gusta, no se si es de paulo coelho o si eres tú pero está bien...

Leteo dijo...

Ah, se me olvidaba. Este es otro de los remember.

Anónimo dijo...

Por favor, Paulo Coelho no le llega a Nacho ni a los talones.

Por cierto, ¿qué te traes con el espíritu de Lázaro Carreter? Ten cuidado, es muy peligroso ;-)