domingo, 23 de enero de 2011

Desajuste

Cuando me desperté nada estaba en su sitio. Veía desde la cama el intenso desajuste que se había producido durante mi sueño. Un francotirador sembraba el caos disparando facturas en un centro comercial. Ese era mi sueño. Yo era el héroe que vendía en negro. De vuelta al cuarto nada estaba en su sitio. El reflejo de la habitación en el espejo del cuarto de baño parecía mucho más políticamente correcto. Yo no me moví ni un centímetro de donde estaba, por si aparecían de golpe los SWAT y los GEOs y el ejército para acordonar la zona y buscar pruebas. Sentí cierta angustia al pensar en el papeleo y en que nunca nadie tiene un inventario de lo que guarda en casa. Un recorte de periódico del día en que la RAE modificó la entrada de “almóndiga” y otro en el que el Gobierno designó a Eugenio para el Ministerio de Fomento. Una pelusa de un llavero de tela que se deshilachó y se le cayó la cabeza al cocodrilo y un envoltorio de chicle de menta de Happydent, o de clorofila, demonios, ¿cómo estar seguro? Lo más probable es que nada estuviera en su sitio.

Entonces me di la vuelta y te vi y lo recordé todo al instante y me abracé a tu espalda y besé un poco tu cuello intentando que te despertaras pero que no fuera por mi culpa y por no querer molestar me quedé dormido de nuevo y ahora era yo el francotirador que desencadenaba el pánico disparando libros de bolsillo en un centro comercial.

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