Estamos en nuestra propia pequeña nación, rodeados de lenguas gordas y extrañas, que no comprendemos y que no nos atrevemos a tratar de comprender. Porque en nuestra propia pequeña nación apenas tenemos territorio, aunque sí muchos himnos, y está hecha de imágenes, que duran más o menos, algunas fijas y muchas más en movimiento. Hubo un tiempo en que todos tuvimos naciones distintas aunque próximas entre ellas, y que quizá no nos pertenecían del todo, pero aquéllas se extinguieron en la distancia. Ahora, en nuestra propia pequeña nación, las noches duran la mitad, pero hay el doble. Y mientras las lenguas gordas y extrañas e incomprensibles tratan de quemar su tarde, en nuestra propia pequeña nación es ya noche cerrada, y casi todos duermen.
1 comentario:
Me encantó en su momento, y ahora volviéndolo a leer mucho más. Enhorabuena amigo.
Un abrazo gigante.
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