Áspero y deprimente.
Agosto y despertar (solo).
Mientras Agosto me golpea en la oreja [molestando lo que escribo, avivando al vago que llevo dentro], solo se me ocurre deprimirme y hundirme en la silla o deprimirme y hundirme en la piscina o deprimirme y hundirme. Punto y seguido. Mientras me acuerdo de aquella vez que hablé con ella y no tartamudeé, cuestionándome si de verdad ocurrió o no es más que una maravillosa fantasía, solo se me ocurre deprimirme y hundirme o llamarla, tartamudear un rato y colgar con las orejas unidas por las comisuras de mis labios y la mirada de idiota con la que hace miles de años yo naciera pegada en la cara y elevada a su máxima expresión. Punto y aparte.
Cumplir años debería estar prohibido solo a veces y tartamudear, casi siempre. Y verla debería ser asignatura troncal y obligatoria, para aun así cogerla de optativa.
Creo que Agosto es una palabra con dos partes. La primera sería "A-" que me hace dejar las cosas a medias. E irme a la playa es de las cosas que más me apetecen. Otra de esas cosas es verla. Otra es no tartamudear al verla. Y otra, aunque no tiene nada que ver, es besarla a ratos y amarla en los descansos. Y luego, cuando se vaya ella o yo y me mire al espejo, sorprenderme con esta cara de orejas conectadas y mirada milenaria y burlarme por haberme dejado atontar de una manera tan tonta, valga la retontancia.
Lo peor es que ahora me acuesto y duermo, supongo. Eso no es lo peor, no, sino que después me despierto, solo, supongo. A menos que... nada, que solo.
Ahora y después.
Agosto es áspero y despertar (solo), deprimente.