miércoles, 26 de agosto de 2009

Amante inconfeso

-Porque quiero olerte borracha a mi lado cada tarde que despierte de resaca -pero no lo dijo-.

sábado, 22 de agosto de 2009

Divagaciones en el manicomio

-¿Una posición incómoda? No lo será más que la del sentado en un váter ajeno sin pestillo en la puerta que le ampare. No me encuentro más vulnerable en ninguna otra situación. Con el trasero apoyado solo mínimamente, preparado para saltar como un resorte felino en el momento indicado. Sudando, a veces, por la tensión contenida. Si se llega, empujando la puerta con la mano y si no, con la pierna, y si tampoco así se alcanza, temblar con los puños apretados, gesto digno por si las moscas...
-¿Por si las moscas qué?
-Yo que sé. Es una expresión. Por si las moscas son atraídas por la mierda, supongo.
-Touché. ¿Y qué más?
-Gesto digno por si las moscas y la mirada fija en el pomo, atenta a la menor vibración, que si llega irá seguida de una voz de aviso que nunca consigue ser más que un ladrido, nunca una verdadera frase, con sujeto y predicado y todo eso. Eso, amigo, es una posición incómoda. Más aún que la de aguantar ventosidades en el cine y tratar de ahuecar la postura para amortiguar el sonido y ver al ocupante del asiento vecino torcer la nariz y mirar a un lado y a otro mientras uno se concentra en las palomitas y casi mete la cabeza en el cubo como una estúpida avestruz.

[Otro escatológico trozo de Miedo y asco en el País de las Maravillas]

lunes, 3 de agosto de 2009

Áspero y deprimente

Áspero y deprimente.

Agosto y despertar (solo).

Mientras Agosto me golpea en la oreja [molestando lo que escribo, avivando al vago que llevo dentro], solo se me ocurre deprimirme y hundirme en la silla o deprimirme y hundirme en la piscina o deprimirme y hundirme. Punto y seguido. Mientras me acuerdo de aquella vez que hablé con ella y no tartamudeé, cuestionándome si de verdad ocurrió o no es más que una maravillosa fantasía, solo se me ocurre deprimirme y hundirme o llamarla, tartamudear un rato y colgar con las orejas unidas por las comisuras de mis labios y la mirada de idiota con la que hace miles de años yo naciera pegada en la cara y elevada a su máxima expresión. Punto y aparte.

Cumplir años debería estar prohibido solo a veces y tartamudear, casi siempre. Y verla debería ser asignatura troncal y obligatoria, para aun así cogerla de optativa.

Creo que Agosto es una palabra con dos partes. La primera sería "A-" que me hace dejar las cosas a medias. E irme a la playa es de las cosas que más me apetecen. Otra de esas cosas es verla. Otra es no tartamudear al verla. Y otra, aunque no tiene nada que ver, es besarla a ratos y amarla en los descansos. Y luego, cuando se vaya ella o yo y me mire al espejo, sorprenderme con esta cara de orejas conectadas y mirada milenaria y burlarme por haberme dejado atontar de una manera tan tonta, valga la retontancia.

Lo peor es que ahora me acuesto y duermo, supongo. Eso no es lo peor, no, sino que después me despierto, solo, supongo. A menos que... nada, que solo.

Ahora y después.

Agosto es áspero y despertar (solo), deprimente.