miércoles, 30 de enero de 2013

La larga calleja o De Glauco, Escila y Circe

Hay en esta calleja dos mujeres. Una me dice "vente conmigo" la otra me dice "olvídate de mi" y yo no hago caso a ninguna de las dos. Pero yo no sé si es que se me da mal elegir o es que no estamos hechos para esto.

He preguntado en el Consejo y entre mis hermanos y me han confirmado que si yo hiciera lo opuesto, ellas dirían lo contrario. Y yo no sé si es que somos todos tontos o es que nos esforzamos mucho en parecerlo.

jueves, 24 de enero de 2013

Que llores, que no llores

Lo que daría por que en tus ojos se intuyera una sola lágrima por mí. Lo que daría. Daría mi alma si es que tengo, daría mi vida si es que es mía, daría el mundo si lo obtuviera. Que si en tu mente cupiera la idea de llorar por mí, así obtendría yo el mundo.

Y en cuanto la posibilidad se dibujara ante mis ojos, lo que daría por que esa lágrima no se derramase de los tuyos. Lo que daría. Daría mi vida si es que tengo, daría mi alma si es que es mía, daría el mundo si tú quisieras. Que si en tu mano aterriza una gota de sal el mundo se hiele y tu llanto lo derrita.

lunes, 14 de enero de 2013

Si solo hay uno

-¿Cuántos te quiero se pueden decir en una vida?
-¿De verdad? Yo creo que sólo uno.
-¿Y qué son los demás?
-¡Qué sé yo! Puede que la expresión de un deseo: "Quiero quererte". Puede que simplemente sea mentira. O un intento de recuperar el te quiero que ya se ha dicho. Quizá se crea que es de verdad, pero que en realidad no lo sea; Decir te quiero es cómo soñar: Jamás estás seguro de que sea real pero puedes llegar a darte cuenta de que nunca lo fue.
 -Si estás en lo cierto, creo que no quiero pensar que ya he dicho mi te quiero. Debe ser muy triste eso. No quiero vivir sin poder decir te quiero nunca más. O sin pensarlo de verdad, o sin tenerlo claro.
-Yo solo lo diré cuando esté clarísimo. Y para eso tardaré todo el tiempo posible. Así SABRÉ que es el único. Incluso, si llega el caso, quiero decírselo a la vida cuando la muerte venga a buscarme.
-¿Y si para entonces tu vida soy yo?
-Entonces besando tus labios te diré te quiero y mirando tus ojos te diré adiós y desearé que me recuerdes aunque ya no importe.

sábado, 5 de enero de 2013

Tesoro en sus manos

Debería dejar de repensar nuestros encuentros. Por lo general después de verla dedico un par de años a recordar cada instante, cada palabra dicha y cada oportunidad perdida. Especialmente eso último. Imagino qué mejores frases podría haber pronunciado, cuándo podría haberme acercado o cuándo responder a una sentencia suya con un roce o una mirada en silencio. Y como un gran general, imagino diferentes alternativas para la siguiente batalla. Redacto y memorizo un protocolo de actuación para las posibles situaciones que se puedan dar. Pero debería dejar de hacerlo porque cuando estoy con ella ya no soy la misma persona, así que no recordaré nada de lo aprendido. 

Cuando estoy con ella soy como el niño con la flor en las manos. Sabe de la fragilidad y delicadeza de la flor y la ve tan preciosa. A veces se atreve a acercársela a la nariz y aspirar su aroma. La sostiene sobre ambas palmas abiertas y con la punta del dedo pulgar roza un pétalo con suavidad. Y la va enseñando con enorme emoción a todo aquel que encuentra si se le concede una mínima oportunidad de hacerlo. Pero siente sus manos sudar y temblar y le aterra que la flor se marchite y desmorone entre sus dedos. Quiere buscarle un lugar mejor pero no contempla la posibilidad de dejar de sostenerla con ambas manos; y camina despacio, con pasos cortos y los pies juntos, sin dejar de mirar su tesoro. Su tesoro en sus manos, que sudan y tiemblan de emoción y cuidado.